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Sábado, 20 de abril de 2024
Jornadas sobre la antiguedad
LA VERDAD Y LA MENTIRA EN LA ANTIGUA GRECIA
Discurso y verdad: la persuasión en la comedia antigua

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El contexto del teatro griego antiguo

El teatro griego del s. V no se puede entender bien sin considerar el contexto en que se representaba y la función que aquél tenía.
Las representaciones dramáticas eran parte del culto oficial a Dioniso y tenían lugar principalmente en las dos grandes fiestas en honor del dios: las Leneas (en enero) y las Grandes Dionisias o Dionisias Urbanas (en marzo). La representación de las obras se celebraba en el teatro de Dioniso, situado en la vertiente sur de la Acrópolis, y adoptaba la forma de un concurso. En las Dionisias Urbanas, que eran las más importantes, competían, en el caso de la tragedia, tres autores, con cuatro obras –tres tragedias y un drama satírico– cada uno; en el caso de la comedia participaban cinco autores (tres, al parecer, durante la Guerra del Peloponeso), cada uno con una sola obra. Haciendo un pequeño inciso, esto da idea del volumen de la producción teatral de este período y, en consecuencia, de la cantidad de obras perdidas. Lo que tenemos es, pues, sólo una parte mínima: once comedias de un total de aproximadamente 600; 32 tragedias; y un drama satírico. Tal circunstancia necesariamente nos obliga a ser cautos a la hora de hacer afirmaciones generales sobre los distintos géneros y la obra de los autores que se nos conservan: en nuestro caso, la Comedia Antigua no se puede identificar con la experiencia poética de un solo autor –Aristófanes–, aunque se trata con toda probabilidad de su mejor exponente; y las comedias que de él conservamos tampoco se pueden identificar con el conjunto de su obra. El teatro, por otro lado, no es en esto una excepción. En él, como en general en el estudio del mundo antiguo, nuestro conocimiento puede ser sólo aproximativo, primero por las propias fuentes, que son limitadas, y segundo por la distancia –cultural y temporal– que nos separa de ese mundo.
En fin, volviendo a lo que ahora más nos interesa, otro importante rasgo distintivo de los festivales dramáticos era que la organización corría a cargo del Estado, de los ciudadanos. Todo el concurso se desarrollaba bajo la supervisión de un magistrado designado para la ocasión que al final del mismo debía rendir cuentas ante la Asamblea. Este magistrado presidía también la comisión encargada de seleccionar entre los aspirantes las obras que se presentaban luego a concurso. Los gastos de la representación eran sufragados por los coregos, ciudadanos acomodados a los que se hacía pagar un impuesto y que de este modo lograban el favor popular. El Estado, además, subvencionaba la entrada al teatro a los más pobres y premiaba a los ganadores del concurso, según decisión de un jurado elegido entre los ciudadanos al efecto.
El público acudía multitudinariamente al teatro. La evidencia arqueológica y los textos permiten conjeturar un aforo mínimo de diez mil espectadores. Aunque es de época posterior, el teatro de Epidauro, con una capacidad para catorce mil personas, y que hoy sigue utilizándose, puede darnos una idea aproximada de las dimensiones del teatro de Dioniso en Atenas.
Recapitulando, estamos, pues, ante una experiencia teatral muy distinta de la que nosotros tenemos hoy. Como en la actualidad, naturalmente el teatro griego del s. V era una obra de arte, un espectáculo, pero no tenía nada que ver con el carácter privado y minoritario del teatro actual. Se trataba de un acontecimiento oficial, religioso y cívico fuertemente ligado a la vida de los ciudadanos, que acudían en masa a ver las representaciones.
La pregunta que parece lógico formularse es por qué el drama griego tenía estas características.
Para entenderlo, no hay que olvidar que la función del teatro en Grecia no fue sólo la de entretener o divertir a los espectadores. El teatro tenía también una importante función educativa. Lo hemos señalado al inicio. Cada una de ellas de forma diferente, la tragedia, a través del mito y del dolor, y la comedia, a través de la fantasía y la risa, ponían de relieve las tensiones y los grandes problemas de la sociedad de la época, lo que inducía al espectador a reflexionar sobre ello.
Por poner algún ejemplo, la conocida tragedia Antígona de Sófocles nos presenta el enfrentamiento entre dos leyes de carácter opuesto: la ley natural representada por Antígona y que dictamina que la joven entierre a su hermano Polinices, aunque éste haya sido un traidor, y la ley del Estado representada por Creonte que no permite el enterramiento. La tragedia pone de manifiesto las tensiones que existen en el seno de la ciudad como resultado de la creación del pensamiento jurídico que está produciéndose en ese momento en Atenas. En cuanto a la comedia, el caso de Nubes ya lo conocemos; por añadir algún otro, en Lisístrata, Acarnienses y Paz, comedias las tres llenas de humor y fantasía, Aristófanes denuncia la guerra que enfrentaba a los atenienses con Esparta y sus aliados. El tema de la paz, central en estas tres obras, es uno de los que más preocupan al autor, algo lógico dado que casi toda su carrera, como hemos dicho anteriormente, coincide con la guerra del Peloponeso.
En fin, al papel educativo del teatro se añadía también el sentimiento de pertenencia a la comunidad y el patriotismo cívico que fomentaban tales celebraciones, los propios concursos teatrales y en general las fiestas en honor de Dioniso de las que aquéllos formaban parte. Las brillantes ceremonias cívicas de la polis, en las que de un modo u otro la ciudad entera participaba, servían para reforzar el orgullo de ser ateniense. En relación con esto, un acto especialmente simbólico en las Grandes Dionisias era la exhibición de los tributos que las ciudades aliadas pagaban anualmente a Atenas. Estos tributos eran expuestos en el recinto teatral a la vista de todos los espectadores, justo antes de que empezasen las representaciones. Su exhibición daba prueba evidente de la hegemonía de la polis sobre sus aliados.
Respecto a la fecha en que las representaciones teatrales se incorporaron a las fiestas en honor de Dioniso, sabemos que, en los tres primeros años de la 61 Olimpíada (536-532 a. C.), Tespis, el poeta trágico más antiguo según la tradición, presentó por primera vez una tragedia en las Grandes Dionisias. Las representaciones de comedia no tuvieron lugar hasta el 486 a. C. para las Dionisias y el 442 aproximadamente para las Leneas, lo que indica que la comedia se constituyó como género literario más tarde.
Veamos ahora algunos detalles sobre la forma de ambos géneros.

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