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Miércoles, 18 de diciembre de 2024
Jornadas sobre la antiguedad
LA IRA Y EL AMOR: EMOCIONES EN LA GRECIA ANTIGUA
La irascible y sin-amor Electra

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"La irascible Electra", éste es el título que la organización me sugirió para la conferencia y debo decir que realmente es muy adecuado calificar a Electra de irascible: observaremos cómo se da un proceso que lleva en la época clásica a crear una Electra cada vez más irascible a la par que crece su papel en la tragedia, hasta convertirse en la protagonista absoluta en Eurípides; un rasgo de su carácter que se ha mantenido a lo largo de la literatura occidental hasta la época actual, lo que no siempre sucede con todos los personajes míticos. Incluso en ocasiones se le dota de una crueldad sólo apuntada en los textos clásicos.
El estudio de esta figura dramática ha sido privilegiado por la con frecuencia azarosa transmisión de la literatura griega. En este caso tenemos la suerte de haber conservado obras de los tres grandes trágicos que tratan sobre la saga a la que pertenece Electra, lo que nos ha permitido no sólo entender mejor el papel del mito en la tragedia griega, de éste y en general de cualquier mito, sino que ha sido motivo de múltiples investigaciones que tienden a conocer mejor la dramaturgia de los autores. Antes de entrar de lleno en ello, haremos un breve repaso a esta saga, que se caracteriza porque sus mujeres tienen mucho carácter y sus hombres son muy ambiciosos, lo que ya observamos en Atreo, su fundador.
Atreo y Tiestes son hijos de Hipodamía y Pélope, que ya tenía un hijo, Crisipo. Instigados por la madre, que prevé futuros problemas dinásticos, matan al hermanastro, huyen y encuentran refugio en Micenas, cuyo trono, al quedar vacante, según un oráculo, ha de ser ocupado por uno de los dos. Empieza entonces una serie de engaños mútuos para conseguirlo; en este ambiente Tiestes y la mujer de Atreo, que mantienen relaciones adúlteras, urden un engaño, a pesar del cual vence Atreo, que consigue el trono. Enterado del adulterio, Atreo finge reconciliarse con el hermano y lo invita a un banquete en el que le sirve como vianda los hijos de Tiestes cocinados, de lo que el padre se entera cuando ya se los ha comido. Tiestes se va desterrado y tiene un último hijo, Egisto, con su propia hija, Pelopia.
Egisto, como era de esperar, se propone vengar a su padre, desterrado y ultrajado, y a sus hermanos muertos y devorados. Empieza por matar a su tío, Atreo, y colocar a su padre en el trono de Micenas. Los hijos de Atreo, Agamenón y Menelao, huyen a Esparta, cuyo rey les ayuda a expulsar a Egisto y a su padre, y a que Agamenón, que es el mayor, recupere el trono de Micenas. Después le ofrece como esposa a su hija Clitemnestra; como ésta ya está casada y tiene un niño recién nacido, Agamenón primero mata a esposo e hijo y luego se casa con ella. La relación, pues, entre Agamenón y Clitemnestra empieza con un doble asesinato, el del esposo y el hijo recién nacido. De Agamenón y Clitemnestra nacen tres hijas Crisótemis, Electra e Ifigenia, y un varón, Orestes.
Menelao consigue casarse con Helena, que era pretendida por muchos príncipes, y reina en Esparta. Tienen una hija, Hermíone; pero Helena, seducida por un huésped, Paris, hijo del rey de Troya, abandona con éste familia y patria y parten ambos a Troya. Obligados por un juramento de ayuda, los antiguos pretendientes de Helena han de intentar devolverla al marido, pero al frente de la tropa se pone Agamenón, que es el hermano mayor y el más ambicioso. Los barcos no pueden hacerse a la mar porque la diosa Artemis, enojada con Agamenón, envía vientos contrarios; para aplacar su cólera, pide que le sacrifiquen la joven Ifigenia. Agamenón acepta y hace venir a su hija con el engaño de una boda con el gran héroe Aquiles; Clitemnestra, feliz por ese enlace, la acompaña al campamento, donde se entera de la verdad: por segunda vez Agamenón mata un hijo de Clitemnestra, en este caso la hija de ambos, Ifigenia. Y esta segunda vez Clitemnestra no se lo va a perdonar, como tampoco le va a perdonar su debilidad ante Menelao, que es oficialmente el interesado en la expedición, y que también tiene una hija, que podía haber sacrificado.
Agamenón parte hacia Troya, de la que regresa diez años después; mientras tanto Egisto, su primo, acosa a Clitemnestra, que al principio lo rechaza, aunque después cede. Según las versiones más antiguas del mito, en esta relación adúltera no hay amor: Clitemnestra se une a Egisto para poder vengarse; y Egisto lo que pretende es volver a recuperar el trono para su linaje, el de Tiestes. Se trata, pues, en el caso de la mujer de venganza por la sangre de los hijos, y en el de Egisto, de una lucha dinástica. Cuando Agamenón vuelve de la guerra, acompañado de Casandra, es engañado por Clitemnestra, que le recibe con todos los honores y le hace entrar en palacio para darse un baño, durante el cual Agamenón es muerto. Según las versiones antiguas es Egisto quien lo mata, sin ayuda de Clitemnestra; pero más tarde se culpa a Clitemnestra también de la ejecución.
Muerto Agamenón, reina con pleno derecho Egisto; Electra se queda en casa y Orestes, que es un niño, es puesto a salvo. Y vuelve a empezar la preparación de la venganza, con una Clitemnestra aterrada por sueños en los que ve amenazas de muerte y una Electra en palacio esperando a Orestes, constantemente pensando en vengar al padre. Orestes, ya un joven, vuelve, acompañado de su amigo Pílades; se da a conocer a su hermana, y, alentado por ella, mata a los asesinos de su padre, incluida su propia madre. Éste es a grandes rasgos el resumen del mito en su forma más generalizada.

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